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REAL MADRID 95 - CSKA MOSCÚ 85

Llull tumba al campeón

El base volvió a ser decisivo con 24 puntos. Iguala a Herreros como el mejor triplista de la historia del Madrid: 961. Maciulis y Ayón, también a gran nivel. Le gana el average al CSKA.

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Llull tumba al campeón

Los Reyes Magos no le fallaron al niño Doncic y le trajeron lo que había pedido, lo que esperaba con entusiasmo: un triunfo de prestigio ante el campeón de Europa, ante el ogro CSKA, el enemigo que más veces ha ganado a los blancos en la historia continental: 17-26 es ahora el balance tras 54 años de batallas enormes.

El Madrid sacó músculo en un día grande, se levantó en casa, ante su gente, tras perder cinco de sus últimos once encuentros. Y lo hizo de nuevo con un Llull decisivo, puntos clave (24) e influencia total en el juego. Encestó además cuatro triples, tres de ellos lejanísimos aunque ejecutados con enorme determinación, e iguala a Alberto Herreros como el máximo triplista de la historia del club con 961. Gran actuación también de Maciulis (20 tantos y sostén ofensivo en la primera parte) y de un incisivo Ayón (pases, robos y penetraciones), y buenos minutos de Doncic en la dirección y de un intermitente Randolph, que maravillaba y desesperaba en cuestión de segundos. También destacó Rudy atrás, como el colectivo. Porque fue ante todo eso, un triunfo del grupo, de los mecanismos que relanzan a un equipo. Buena defensa de Taylor, triplito de Thompkins, acciones de mérito de Hunter. Hambre de éxito e inteligencia, quizá lo que le había faltado el martes en Vitoria.

Fue un todos a una para minimizar a Teodosic y De Colo, para dejar al CSKA en 15 tantos en el último cuarto y sumirle en una pequeña crisis: tercera derrota seguida. La Navidad no es momento de máximos en los equipos de élite. Lo sabemos. Ninguno de los dos llegaba pletórico a este choque de civilizaciones del baloncesto europeo, pero el talento y el deseo lo encubrió bastante.

El Madrid recuperó el pulso perdido, en casita 17 días después, en un WiZink Center repleto, y ahí, en su salsa, Llull volvió a ser referente, Ayón un machete afilado y brillante en la distribución del balón desde la pintura, Doncic dirigió con maestría y Maciulis fue el alero enrachado de Lituania en el Eurobasket 2015 (17 puntos en sus 13 primeros minutos). Al descanso, 50 tantos del Madrid tras 17 asistencias. Una barbaridad. Bloqueo directo y buena circulación posterior. Atrás, además, limitaba dos de las armas de destrucción masiva de los de Itoudis: los triples (0 de 6) y los tiros libres forzados (apenas 4).

Y sacaba rédito a sus puntos fuertes: dominio del rebote y enorme control del balón, de las pérdidas (apenas 5). Pero intuirán que no todo era perfecto. Vigilaba tanto el perímetro que cedía canasta fáciles cerca del aro, una continuación por aquí, una puerta atrás (o varias) por allá… hasta conceder un 72% de acierto al rival en la media parte (21 de 29). Ajustó luego a cambio de conceder más triples y más personales, también cuidó peor el balón. Pero en el juego de la silla se sentó el primero cuando la música paró. Controló la escena y por eso se recuperó tras ceder una renta amplia (del 84-76 al 87-85). Siete tantos del Increíble Llull resolvieron.

El +10 final mantiene al Real en la pelea por el liderato, a una sola victoria ya del equipo ruso y con el ‘average’ ganado (91-90 en Moscú). Otra Navidad salvada: el Madrid se levantó a tiempo, día de Reyes.