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AITOR KARANKA

"Hierro casi me obligó a apuntarme al curso de técnicos"

En esta entrevista Karanka repasa su enriquecedora experiencia como entrenador en Inglaterra y recuerda lo que aprendió con Mourinho.

InglaterraActualizado a
"Hierro casi me obligó a apuntarme al curso de técnicos"

¿Recuerda el primer día que dijo, ‘esto de entrenador mola’?

El día del ascenso con el Boro. Ver a la gente irse a casa contenta en medio de una depresión generalizada. Acababan de cerrar una fábrica de acero, 2.000 despidos... Ver la sonrisa de los aficionados por la calle cuando nos saludaban. Ahí dije, ‘merece la pena tanto trabajo’.

¿Eso cuenta? ¿Es fuente de motivación?

Los entrenadores tenemos altibajos y nos sirve ver lo que hay ahí fuera, lo que se sufre, para motivarse y trabajar más.

¿Quién le convenció para ser entrenador?

Fernando Hierro. Dejé de jugar, somos vecinos, empezamos a quedar y se había apuntado al curso de entrenadores. Yo sólo quería disfrutar, estar con la familia en Madrid. Fernando me recordó que no es fácil dejar el fútbol, que la diversión dura poco. Casi me obligó a apuntarme, me venía a buscar a casa. El título te forma y te hacer ver el fútbol de otra forma.

¿Le sirvió para entender el fútbol?

Alguna cosa sabía, pero te ayuda a entender a otros entrenadores. Reescribes la historia: aquel míster tenía razón, aquel día yo me equivoqué... Es el primer paso para ser preparador: darse cuenta de que lo que considerabas un fallo del entrenador, en realidad había sido tuyo.

Fue un curso espectacular. Lleno de exjugadores que ahora son entrenadores.

Pues sí, aprendimos todos de todos, teníamos conversaciones larguísimas, todos participábamos de lo que preparaban otros, tras las clases jugábamos pachangas. Ahí estaba Pochettino, que sabíamos que llegaría, el Mono Burgos, Iván y Alfonso Pérez, Esnaider, Pellegrino, Cristóbal, Toni Jiménez, Christiansen, Unzúe, que estaba con Pep de entrenador de porteros... muy buena gente.

¿Siente usted la profesión como una vocación o un trabajo?

Desde pequeño he tenido un balón en los pies y siempre he disfrutado de este mundo. Pero la verdad es que al principio, cuando quieres hacer cosas y no salen, al no tener esa experiencia que te permite relativizar todo, se hace muy complicado. Especialmente el primer año. Llegué en noviembre, vivía solo, no estaba muy suelto con el idioma, ganamos un partido de cinco, fue bastante duro. Pero pasar por ahí es lo que te hace más fuerte y te ayuda a estar donde estamos.

Llegó con el Boro a dos puntos del descenso. Le tocó cambiar plantilla, mentalidad...

Había que transformar un club entero. Pero mi vida ha sido todo un cúmulo de retos. Este fue uno más.

Dio el paso de ser asistente de Mourinho a primer espada, pero ganó uno de cinco. ¿Se llegó a plantear si había tomado la decisión correcta?

Todo lo contrario. Como de jugador, me iba a la cama soñando con subir al Boro. Sabía que tenía un cuerpo técnico preparado y que, con mi conocimiento de fútbol y mi capacidad, un día lo iba a conseguir.

De hecho fue valiente en su primera conferencia de prensa.

Estábamos cerca del descenso, pero dije que había venido para llevar al equipo a la Premier. No sé si muchos han afirmado eso, pero lo sentía de verdad. Había algo de autoconfianza y de motivación, pero creía que podíamos lograrlo. Costó una temporada y media, pero aquí estamos.

En esa primera época de entrenador, ¿qué porcentaje hay de táctica y qué de psicología?

El club parecía destinado a bajar. Llevaba mucho tiempo sin ganar, faltaba alegría en los entrenamientos. En el equipo cada uno intentaba hacer su trabajo, sin darse cuenta de que lo que importaba era el colectivo. De esos cuatro partidos que perdimos, todos ellos fueron por errores individuales. Cuando llegaba al vestuario, había 17 jugadores contentos y uno infeliz, el del fallo. Me costó ese mes y medio de derrotas convencerles de que había que darlo todo por todos, que una bronca al que comete un error es lógica porque afecta al grupo, pero que también se tenía que ayudar al que lo necesitaba. Empezamos a cambiar y llegaron las victorias.

Recientemente le tocó lidiar con un entorno pesimista.

Acabábamos de perder con el Watford y nos tocaba el Arsenal. El entorno no confiaba mucho en nosotros. Sacamos un punto. Disfruté esa semana, era un reto precioso. De hecho, llevo dos años y medio aquí para enfrentarme a estos equipos.

Se le ve cómodo con la presión.

He pasado por aquí como futbolista. Momentos de estos son para los que se trabaja. La Premier está fascinante, entrenadores diferentes, propuestas diferentes. Me lo estoy pasando muy bien. En la Championship casi no había tiempo de entrenar, y ahora en ocasiones tenemos una semana entera.

¿En qué ha cambiado como entrenador desde su llegada?

Tengo mejores jugadores, mejor cuerpo técnico, más experiencia. Conozco las costumbres de este fútbol, el club... El idioma es importante. Al principio no transmitía lo que quería decir y estaba más vigilante.

Se le ve menos a la defensiva que cuando aterrizó. Ya habla como el entrenador Karanka, no tanto como el exasistente de Mourinho.

Los años que pasé con José van a estar ahí siempre. Fueron tres años maravillosos para mí, aprendí muchísimo.

¿Tenía que salir al extranjero para seguir su carrera?

Para empezar, pues sí. Lo tenía muy claro. En España no quería entrenar, necesitaba salir. Siempre he buscado experiencias que puedan ser positivas. Me fui a Denver con la familia, con mis hijos de seis y cuatro años, quería conocer la MLS. Después de la Selección y del Madrid, tocaba emigrar.

¿Volvería a hacer lo que hizo en aquel cuerpo técnico del Madrid?

Sí. Representaba a un club y a un entrenador. En ningún momento me dijeron que lo que estaba haciendo no era lo correcto. Lo mismo que pido de mis ayudantes ahora, lo di entonces: lealtad.

¿Cuándo juegan contra el United?

El 31 de diciembre. Ya lo hablamos con José cuando salió el calendario. Será especial. A parte de haber trabajado a su lado, tengo una relación personal con él y su cuerpo técnico. Será enfrentarse a un amigo.

Menudo punto consiguió en el Etihad ante el City.

Fue complicado. Esta liga es durísima. Salimos regular, no sé si fue que la gente se asustó tras ver lo que el City le hizo al Barça. Pero en el descanso les recordamos que había que jugar como ante el Arsenal. Defendiendo, sí, pero de vez en cuando saliendo a la contra. En la segunda parte salimos más agresivos, estiramos al City un poco más y al final llegó el gol.

¿Se cruzó con Guardiola?

Sí, nos saludamos al principio y al final, saliendo de la conferencia de prensa.

¿Cómo convenció a Valdés para su llegada al Boro?

Fui pesado. Cuando se lesionó de la rodilla, recordando que me había pasado a mí, me puse en contacto con él. No sabía cómo lo recibiría pero dije, ‘adelante’. Me contestó muy rápido. Sé que son épocas difíciles. Empezamos a conversar. Cuando estaba en el United y le iba mal, le llamé. Le quería conmigo. ‘Deja que te explique antes de que me envíes a la ....”. Ya en Premier, le pude convencer finalmente.

Viene con un nivel de exigencia máximo. Eso es muy útil.

Para eso lo traes. Es un vestuario que necesita ese carácter. Él ha tenido que aprender que no somos el Barcelona, que no está Busquets, que el balón parado es diferente. Está mejorando muchísimo, contra el Arsenal estuvo muy bien.

Imagine que le va muy bien en el Boro y le ofrecen la posibilidad de dirigir a un grande de la Premier o uno de LaLiga. ¿Qué escoge?

Como jugador sueñas en ir al Athletic, luego al Madrid. Ahora como entrenador sueñas con ganar el partido siguiente. Es la liga en la que hay que estar, y me ha costado mucho llegar. Quiero disfrutarlo cada día.

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