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Toluca vs San Lorenzo

La inspiración celestial de Trejo y Uribe le vale al Diablo

Los Diablos derrotaron 2-1 a los Cuervos y el equipo argentino está prácticamente eliminado de la Copa Libertadores. Dos goles de Uribe le dieron la vuelta al marcador.
  • - Sigue el partido de la vuelta de la final de la Copa Libertadores entre Independiente vs Nacional en vivo .
  • Toluca
    Dos goles de Uribe le dieron la victoria a Toluca.
    Dos goles de Uribe le dieron la victoria a Toluca.OSVALDO AGUILARMEXSPORT

    San Lorenzo murió en el infierno, no obstante la intervención vaticana que pregona. Los Diablos de Cardozo, inspiración celestial mediante, remontaron sostenidos por el vigor de Trejo y Vega (hombres del futuro) y la magia de Uribe y Cueva. Ya le vendrá la prueba de verdad, la condena del mínimo desatino. Pero, por ahora, todas las plegarias le sirven. El infierno, tierra de Lucifer, es lugar de milagros.

    El Toluca se reservó todo el crédito que se ha ahorrado en la liga en los primeros compases. Primero Cueva obligó a Torrico a probar el césped, luego Uribe ensayó una tijera inspirada en Hugo, aunque con el objetivo fuera de foco. Quiso abrir la puerta con una bomba atómica cuando solo necesitaba la llave apropiada. San Lorenzo, equipo sin fachada, regido por impulsos, sucumbió al embrujo de Cueva, activado en su faceta de nigromante.

    Aún sin Triverio, entre algodones por tiempo indefinido, los Diablos se las ingeniaron para torturar a Torrico. Cueva como eje rector. Amasó el cuero, como buen panadero, con ternura y un dejo de insoportable elegancia, y encontró a Trejo escorado a la izquierda. La base del poste escupió el tiro. Y siguió percutiendo Cueva, haciéndose un traje de pluma de cuervo con Buffarini y Mercier. Él y Esquivel volvieron a arrinconar a Torrico contra el paredón, pero el meta, inescrutable, como Lorenzo Massa, soportó estoico.

    Todo iba bajo control, según los estándares de Cardozo, hasta que Liborio Sánchez escupió el dulce que Blandi no dejó pasar; tan certero como Sanfilippo. Mención honorífica para Cerutti, cuya maniobra desde la frontal del área forzó el gazapo. Y quizá alguna intervención celestial. Resulta que Francisco tiene jurisdicción en el infierno. Liborio, Liborio. Con razón la historia le ha engullido.

    De vuelta al campo, el Toluca resopló y resopló. Uribe martilleó con la frente, Torrico esperó para sacar de meta hasta el regreso de Manuel Pellegrini y Vega, chiquillo imberbe, hizo de Mas un muñeco de trapo. La máxima aspiración del Ciclón, un ínfimo remolino, era superar la mitad del campo con el cuero en pies y sin requerir de las máscaras de oxígeno. Conforme pasó el tiempo, Cueva perdió facultades; Vega, ductilidad, y Uribe, presencia. Y San Lorenzo fue, sin ser. Copó sin omnipresencia, atizó sin violencia, defendió sin urgencia y estuvo sin estar; ese arte del disimulo que tan bien les va a los argentinos.

    Total, que Brambila tejió un sombrero para Villalba, Trejo encarreró, Uribe pisó, ademán zidanezco, y Torrico tapó. La bocanada resucitó al Toluca y el infierno volvió a ser ídem. Las llamas abrazaron al Cuervo. El hervor bloqueó las plegarias del Santo Padre. De repente, Rojas colgó un centro teledirigido y a Uribe le bastó un soplido para depositarlo en los aposentos del Boedo. Infierno, exquisito infierno. En pleno incendio, Trejo hizo trizas a Buffarini, Brambila renunció al gol (mitad torpeza, mitad filantropía) y Uribe fulminó a Torrico. La última plegaria de Matos solo fue el epitafio de San Lorenzo, un mártir calcinado en el infierno.

    No. Francisco no tiene jurisdicción en el infierno.