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LIGA MX

Recital de Cueva y los Diablos hipnotizan a los Xolos

Brillante exhibición del mediocampista peruano, quien aportó un gol y una asistencia. Omar Arellano también lució. Toluca, sublíder.

Actualizado a
Los Diablos suman 22 puntos y por ahora son sublíderes del torneo.
Mexsport

El refrán debería rezar así: "Más sabe el Diablo por Cueva que por Diablo". Christian Cueva, cabellera en homenaje a Vidal, nigromante del cuero, hechicero de artes oscuras, guió a los demonios infernales a destrozar a la jauría fronteriza. Y a asaltar la antesala de la cima, dicho sea de paso. 

El Diablo inició insidioso. Una comba de Omar Arellano, eterno proyecto de futbolista (de cristal), trazó el contorno del Cerro de la Teresona: curva pronunciada que cayó bruscamente tras el arco de Vilar. Siguió Arellano muy jacarandoso, reuniendo méritos para cubrir el puesto vacante de Fernando Uribe; su testarazo incómodo se marchó lejos de la meta tijuanense. Pocas noticias desde la frontera: cabalgatas de Moreno y bochazos de Arango. Intentos vanos. Gritos en el infierno. Al 38', Triverio construyó una pared con Bottinelli, amagó con la cintura y desembuchó un disparo raso. Vilar, manos de manteca, dejó escurrir el gol hacia su meta. 

Siguió aletargada la jauría en la segunda mitad, quizá desquiciada por no encontrar las puertas para escapar el averno. Jordan Silva pescó, firme y estirado, como soldado de plomo, un centro de tiro libre de Bottinelli; Vilar no tuvo problemas para embolsar. En el peor momento del suplicio infernal, el xoloitzcuintle asestó la primera (spoiler: y única) mordida: desborde de Orozco y Da Silva, barrido en home, detonó el fuego amigo. Empate surrealista. Y llegó el encantamiento. Cueva frotó la varita y balón adquirió vida propia, obediente del dictado de sus pies. Hipnotizó a Madueña y Cardenas y definió con el borde interno, tan violento como sutil, un golpe y una caricia. Gol 'messianesco'. 

El 'xolaje' intentó reaccionar, pero Moreno marró un zambullido bajo el travesaño. Podemos exculparle. El balón surcaba el césped y para contactarlo, Moreno habría de enterrar su cabeza en la tierra. Es Dayro, no avestruz. El Toluca tomó aire tras la falla y se regodeó embrujado por la magia de Cueva. Al 79', el peruano cedió a Arellano, quien apuntó al ángulo superior derecho de Vilar. El cuero anidó justo ahí. Portento. Poesía. La cereza la puso Esquivel, alumno avezado de Cueva: hipnotizó a Núñez con una finta y se internó en el área para fusilar a Vilar. Núñez sigue en trance. Quizá no despierte. Quien ya despertó es el Diablo, sublider del torneo (por ahora), derrotado una vez en siete partidos y embalado rumbo a la recta final. Las liguillas son su hábitat. Y en sus filas está el mago Cueva. Todo es posible.